Lo más visto: PUEBLO MANSO, MANSO PUEBLO I
15/11/2020 / Lo más visto / Visitas: 32755
“Se dice que el poder corrompe, pero la realidad es que el poder atrae a los corruptibles.”

En las últimas semanas, el país ha sido testigo de actos de corrupción descubiertos gracias a investigaciones privadas, especialmente, hay que reconocer ,periodistas de diarios de gran circulación como ABC, ULTIMA HORA, la NACION , PEDRO JUAN DIGITAL (en nuestra ciudad) sobre los cuales la ciudadanía, la prensa libre y aún algunos miembros decentes de la sociedad han expresado su condena. El gobierno ha reclamado para sí el mérito de haberlos revelado, pero ¿cómo puede esto ser creíble si, en uno de sus habituales actos de demagogia, ha querido negar sus responsabilidades inclusive mediante el recurso ridículo y ofensivo de aducir que desconocía un hecho de corrupción y hasta el nombre de los presuntos culpables?

La corrupción en nuestra sociedad está más clara que el sol y la historia no tardará mucho en crear las circunstancias para que, con imparcialidad y despojada de todo ánimo de venganza, la justicia pueda pronunciarse sobre los tiempos actuales en los que sin duda alguna, Maquiavelo pediría a la juventud que, evitando los malos ejemplos, se empeñe en trabajar para retornar a la práctica de las virtudes.

La corrupción no la protagonizan solamente los que delinquen en el ejercicio de su cargo, sino también quien ha venido acumulando poderes para actuar sin controles y nombrar a colaboradores con los que después quiere poner distancias. Al desaprensivo manejo de los fondos públicos se ha sumado, en los últimos días, la conducta de jueces atrabiliarios que han considerado que su condición de administradores de la justicia les permite usar ese cargo, que en todas partes se otorga a los ciudadanos más ejemplares por conocimientos y virtudes, para amenazar a sus conciudadanos. He allí otra muestra de cómo el poder se puede utilizar no para servir sino para amedrentar e imponerse

Pero el acto de corrupción no es exclusivo ni privativo de los políticos, también, y más grave aún llega y azota a instituciones de educación superior que se ven contaminados por personas insensibles, inescrupulosas, soberbias y, por sobre todo, sinvergüenzas y vulgares deshonestas y mediocres, incapaces de sobrevivir por el fruto de un trabajo digno y honesto, pues tiene en el gen la corrupción..

El ser humano conoce el mal, sabe usarlo, en muchas ocasiones lo justifica como necesario o inevitable, e incluso lo llega a equipar con el bien. Pero sabe también que, tarde o temprano, todo mal conlleva una pena, propia o ajena, por la vía del castigo social o por la redención personal.

El mejor hombre de todos es aquel que no se ha inclinado nunca ante la tentación material, que día tras día busca el trabajo por Dios, que ama la verdad y, cuando sale ella al camino, se levanta para servirla, y deja por ella su casa y su familia e incluso está dispuesto a sacrificar su vida.”

El bien es un ideal de justicia y de virtud que puede imponernos el sacrificio de nuestros anhelos, y aun de nuestra felicidad o de nuestra vida, porque los corruptos conforman una rosca mafiosa, un sistema con miembros o asociados en los estamentos de poder.

 Si nuestro ideal no nos inspira el sacrificio de nuestra vida, no es digno ya de que nos molestemos en propagarlo o imponerlo a los demás hombres; y si no es tan puro que se acomoda a aliarse con vulgares intereses, vale más prescindir de él y no deshonrarlo aún más con los crímenes cometidos por la ambición de la riqueza o del poder.

Aunque el pecado, la mentira y la tentación habitan entre nosotros, no deja de haber en la tierra, en algún lugar, un hombre santo, un ser superior; al menos en ese hombre reside la verdad; al menos él conoce la verdad; así pues, la verdad no ha muerto en la tierra y, por lo tanto, alguna vez vendrá a nosotros y reinará en todo el mundo.

 Somos de lo que preconizamos que si no peleamos para acabar con la corrupción y la podredumbre, acabaremos formando parte de ella. 

Aquellos que pueden hacer creer absurdidades al pueblo, a la gente, pueden hacer cometer atrocidades., como de hecho ya sucede, pues a cada elección de autoridades el pueblo se deja vencer por la corrupción de los políticos deshonestos, quienes les compran sus votos y conciencia con el dinero que robo a ese pueblo a quien hoy compra., y así se perpetua el abuso, la injusticia, el robo, los atropellos a la dignidad del compatriota.

Decimos a los compueblanos que ver una injusticia y no hacer nada es no tener valor. La injusticia en cualquier parte, es una amenaza a la justicia en todas partes. La injusticia es humana, pero más humana es la lucha contra la injusticia. Una injusticia hecha al individuo es una amenaza hecha a toda la sociedad. 

Muchos de los ciudadanos, por complacer a corruptos, por un puñado de monedas, o por cohecho o soborno están traicionando a personas que verdaderamente luchan por la restauración de los valores.

El ser humano es un mero mortal con defectos y virtudes, y no adquiere entidad divina por el hecho de desempeñar un cargo público. Y los corruptos se creen con petulancia que son entidades divinas, diosas y dioses. Esto es así por la impunidad existente.

En Pedro Juan Caballero, en el país, el mérito no se premia. Se premia el robar y el ser sinvergüenza. En nuestra comunidad se premia todo lo malo. Hablamos del mérito de ser honesto, de ser justo, de tener conocimientos, merito de ser personas integras

Si no tenemos policías, jueces, abogados, fiscales, honestos, valerosos y eficientes; si se rinden al crimen y a la corrupción, están condenando al país a la ignominia más desesperante y atroz. Es hora de que esta gente pare de corruptear so pena de que el pueblo despierte y les cobre. De seguro que el pueblo ya está cansado de corruptos y sus allegados, miserables seres que pisotean los derechos humanos y los humanos derechos.

 Con pena decimos y afirmamos que en el país la ley solo existe para los pobres; los ricos y los poderosos la desobedecen cuando quieren, y lo hacen sin recibir castigo porque no hay juez en el mundo que no pueda comprarse con dinero.

Quién vota a los corruptos los legitima, los justifica y es tan responsable como ellos. El pueblo pasa hambre porque sus superiores consumen en exceso sobre lo que recaudan.

Cómo podemos enfrentarnos al crimen organizado. Junto con la corrupción y el narcotráfico, ha constituido una fuerza que no es paralela al Estado. Es realmente un Estado dentro de él. Y no hablamos solo de narcos, contrabandistas, sino de corruptos y corruptos de guantes blancos que desangra al país y causa dolor y sufrimiento a gente idealista, honesta que no comulga con sus corruptelas.

Cuanto mayor la riqueza, más espesa la suciedad. Los criminales ganan más que los políticos, por eso unirse a los primeros es una gran tentación para los segundos. La sociedad no es más que el desarrollo de la familia; si el hombre sale corrompido de la familia, corrompido entrará en la sociedad. Absorto observamos que familia entera que copan cargos y honorarios se vanaglorian y se congratulan por afanar a la gente, al pueblo, al estudiante, a la sociedad toda. Y envalentonados, envalentonadas por contar con el apoyo, el respeto pleno e incondicional, talvez, de nuestros políticos

Estamos conscientes de que para tener enemigos no hace falta declarar la guerra, simplemente es decir lo que se piensa.

Por Lic. Osvaldo Paniagua 

Catedrático 

 

 

 

 

  


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