El mayor Oliveira, dice el corresponsal, se puso a perseguirle, gritando a un sargento: Es López; haz fuego, mátale. López volvió la cabeza, y el sargento descargó los siete tiros de su carabina Spencer.
Uno de los que acompañaban a López cayó muerto; era el ministro Caminos. El dictador fue herido, pero tuvo la fuerza bastante para echarse al río [Aquidabán-nigüí] tratando de ganar la orilla opuesta.
El general Cámara se arrojó detrás de él y le dijo: Mariscal, rendíos; soy general brasileño. López se volvió entonces hacia su perseguidor, y saliendo con él del agua exclamó: Quiero morir con mi patria.
Un soldado del 9no. Regimiento de Infantería se abalanzó a él y empezaron a luchar cuerpo a cuerpo. López cayó tres veces por tierra y volvió a levantarse; acudió otro soldado y le disparó a boca de jarro un pistoletazo.
Entonces cayó al suelo arrojando sangre en abundancia por la boca y por la nariz. López estaba sin nada en la cabeza, llevaba una camisa fina, un pantalon azul con franja de oro y unas botas altas de montar. En el bolsillo del chaleco le encontraron un reloj de oro, en una de cuyas tapas estaban grabadas lus iniciales F.S.L. (Francisco Solano López) y en la otra las armas del Paraguay.”
FUENTE: “La Correspondencia” de Madrid (periódico independiente), edición del viernes 10 de junio de 1870. Biblioteca Nacional de España (Hemeroteca Digital) / Recopilación: Eduardo Nakayama
IMAGEN: “Don Francisco Solano López” en Museo de las familias (Madrid), 1862, página 285.
