Los perros en cuestión pertenecen a una vecina identificada como Mirian. Tras el ataque, Mirian llevó a Delia y a sus hijas a una clínica privada, donde se les diagnosticaron varias heridas, incluyendo mordeduras en las piernas. A pesar de que la dueña de los perros se hizo cargo de algunos de los gastos médicos, Delia notó que no se proporcionaron todos los medicamentos recetados; específicamente, carecían de una cantidad importante que debía ser consumida durante una semana para asegurar una recuperación completa.
Delia ha expresado su preocupación por esta falta, ya que tanto ella como su hija requieren el tratamiento completo para sanar adecuadamente. A pesar de haber hecho gestiones para que se le entregaran los medicamentos faltantes, las respuestas de Mirian han sido evasivas, generando en Delia una sensación de desamparo. Como madre, su prioridad no solo es la salud de sus hijas, sino también poder regresar al trabajo para mantener a su familia.
El caso de Delia y sus hijas pone de relieve no solo la necesidad de una mejor legislación y control sobre perros potencialmente agresivos en áreas urbanas, sino también la importancia de la responsabilidad que deben asumir los dueños de mascotas. A medida que Delia busca un acuerdo con Mirian, el incidente resalta el impacto que las acciones irresponsables de unos pueden tener sobre la vida de otros, y el continuo desafío que enfrentan muchas familias al intentar garantizar su seguridad en el entorno donde habitan.
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@danifiguesti
