Según informes del comisario Pedro Román, la situación se desarrolló cuando un hombre, que más tarde fue identificado como Rodrigo Ariel Acosta, de 35 años, llegó al lugar con la intención de perpetrar un ataque. Disparó contra una de sus víctimas, pero al momento de hacerlo, su arma se trabó, lo que generó una oportunidad para que otros presentes intervinieran. En el altercado, Acosta fue atacado y sufrió lesiones que le costaron la vida, siendo posteriormente llevado al Hospital Regional, donde se confirmó su deceso.
La víctima de este ataque, Iván Rodríguez, fue trasladado a una clínica privada en estado crítico. Además, Mariano Balbuena, un agente de la Policía Nacional que se encontraba en la zona de la balacera, fue alcanzado por los disparos. Afortunadamente, Balbuena no participaba en el conflicto y actualmente se encuentra recibiendo atención médica en el mismo hospital que Acosta.
Este trágico evento resalta la creciente preocupación por la seguridad en las áreas urbanas y la violencia armada que afecta a la población. La balacera no solo cobró una vida, sino que también mostró cómo el entorno puede volverse rápidamente hostil, incluso para aquellos que no están involucrados en conflictos directos. Las autoridades y la comunidad se enfrentan al desafío de abordar estos actos de violencia y encontrar maneras de prevenir futuros incidentes que puedan poner en riesgo la vida de inocentes.
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