Más de 288 millones de dólares, aproximadamente, ha sido el golpe económico propinado en los últimos dos años a las estructuras del narcotráfico, según números actualizados brindados por la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), órgano encargado de la lucha contra el tráfico ilegal de drogas en el Paraguay.
Esta cifra se explica en 7.525 toneladas de marihuana destruidas, 6.648 kilos de cocaína incautada, así como 65.000 dosis de éxtasis y 176.230 dosis de crack sacados de circulación.
Además de la incautación de cargas y la destrucción de cultivos, el golpe al narcotráfico ha apuntado a sus estructuras operativas. En ese sentido, han sido decomisadas, evitando que vuelvan a servir al crimen, 13 aeronaves, 35 embarcaciones, y más de 370 vehículos.
Para el ministro de la Senad, Arnaldo Guizzio, el logro más importante de la institución es sin embargo la detención en los últimos dos años de importantes cabezas de las estructuras traficantes que operaban en el país, la mayoría de ellos vinculados con organizaciones criminales como el Primer Comando Capital (PCC) o el Comando Vermelho. En todo este tiempo fueron detenidas un total de 829 personas vinculadas al narcotráfico.
«Si hay algo de lo que estamos orgullosos es que hoy el crimen organizado no tiene una cabeza visible. La mayoría de los que fueron en algún momento cabezas de estas organizaciones o están presos o están muertos», dijo el ministro en una reciente entrevista a un canal local.
Si bien la ausencia de cabezas visibles de las estructuras criminales «nos hace pasar un momento de tranquilidad en toda la zona fronteriza», según confiesa Guizzio, también advierte que «eso no significa que el crimen organizado desapareció, por el contrario creemos que está atomizado y es un poco más difícil ubicarlos en el mapa de la delincuencia».
El combate al narcotráfico no es exclusivo de las zonas fronterizas ni a los lugartenientes de organizaciones como el PCC. En los últimos tiempos, por ejemplo, la destrucción de cultivos de marihuana en reservas naturales en departamentos del centro del país ha sido constante.
El mes pasado un operativo en la reserva Morombi concluyó con la destrucción de casi 500 toneladas de marihuana, y antes se informó de la eliminación de 80 hectáreas de la planta en el parque San Luis, mientras que el año pasado, en una acción conjunta con instituciones argentinas, se destruyeron 100 hectáreas en la reserva San Rafael, en Itapúa.
También la lucha contra el microtráfico es otro frente abierto. A inicios de julio, la Senad puso en marcha la operacion «Juego Sucio», con 14 allanamientos simultáneos, que terminó en la detención de 18 personas, la incautación de vehículos y otros bienes que eran utilizados por una red de microtraficantes operativo en Asunción y el departamento Central.
Esta intervención respondió a «un nuevo enfoque para enfrentar el microtráfico», según el ministro Guizzio quien adelantó que «este va a ser el modelo de intervención en el departamento Central», zona donde la Senad estima habría al menos cuatro organizaciones más de microtraficantes operativas, similares al que se desmanteló en esta ocasión.
Todos estos golpes al narcotráfico se ejecutan pese a que la lucha es desigual. La Senad «es una institución muy pequeña, que opera en base a un presupuesto que siempre va a ser insuficiente», según el ministro. De hecho, el golpe económico asestado al narcotráfico en los últimos dos años supera en proporciones casi incalculables el presupuesto anual de la institución de unos 10 millones de dólares aproximadamente.
«Queremos incrementar acciones en el área de la demanda, porque hay un problema de adicción de niños y adolescentes, tenemos un centro de rehabilitación en Piribebuy que hoy sirve de refugio para connacionales que vuelven del exterior, pero creemos que una vez que pase la pandemia podemos normalizar su funcionamiento», detalla Guizzio.
Así también la institución lleva adelante programas de desarrollo alternativo para las zonas donde campea el cultivo de marihuana, planteando la producción controlada de canabis de uso medicinal, el cáñamo, y un proyecto de ley en ciernes para el cultivo controlado de la marihuana de uso recreativo para su exportación.
El desarrollo y resultado de estas acciones de podrán ver en el largo plazo, en la dinámica cambiante de una larga lucha, que por el momento muestra resultados relativamente auspiciosos para las instituciones que enfrentan el narcotráfico.