Julio Winckler, uno de los organizadores del concurso, compartió detalles sobre el mismo en una entrevista con un medio local y destacó la importancia de este concurso como una vía para que los jóvenes investigadores y creadores de contenido hablen sobre las drogas, tanto lícitas como ilícitas, y sus efectos perjudiciales en la infancia y adolescencia, especialmente en la nuestra region de frontera. Se estipuló que los cortometrajes deben tener una duración mínima de 10 minutos, ofreciendo así un espacio para la reflexión y el aprendizaje.
La iniciativa se enmarca dentro del operativo SUMAR, cuyo enfoque es la prevención del abuso de drogas en la sociedad. Luis Figueredo, director departamental de Educación, subrayó la relevancia de esta propuesta, cuya meta es fomentar la conciencia entre los jóvenes para que adopten una postura crítica y decidida en rechazo a las drogas.
En resumen, el Concurso Intercolegial de Cortometraje no solo representa una oportunidad creativa para los estudiantes, sino que también sirve como una herramienta educativa fundamental en la lucha contra la dependencia de drogas. A través de esta iniciativa, se espera sensibilizar a las nuevas generaciones sobre los peligros y consecuencias del consumo de sustancias psicoactivas, promoviendo así un entorno social más saludable.
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