Según el relato del concejal, la reacción de los agentes de la policía fue desproporcionada e inadecuada. En lugar de enfocarse en identificar a los sicarios responsables del atentado, los policías decidieron ingresar a la casa de Peralta buscando un cofre que contenía dinero de la recaudación de un negocio familiar. "Ellos tenían que investigar quiénes eran los sicarios, pero en lugar de eso, entraron a la casa de mi papá", comentó Peralta, subrayando que el dinero que buscaban no tenía relación alguna con el incidente violento.
El concejal compartió un momento angustiante en el que, mientras su cuñado luchaba por su vida en el hospital, fue informado por su hermano que las autoridades tenían la intención de incautar todos los recursos económicos del negocio. "Nosotros, siendo víctimas, somos nuevamente extorsionados e investigados. Es lamentable la actuación", señaló Peralta, enfatizando su indignación ante la falta de sensibilidad por parte de la policía.
Peralta hizo un llamado a un cambio radical en las instituciones encargadas de la seguridad y la justicia. Considera que es imperativo contar con personas en estos cargos que realmente se preocupen por los problemas que afectan a la población. "La ciudadanía necesita seguridad y certeza de que los agentes están para proteger, no para extorsionar", declaró el concejal, reflejando el clamor por una reforma profunda en el sistema.
Finalmente, Peralta cerró su crítica con una interrogante retórica: "¿Qué tiene que ver el dinero con el atentado? Es una vergüenza". La actuación del fiscal, quien ordenó la incautación del dinero, fue igualmente cuestionada, subrayando la percepción de que lo prioritario en estos casos debería ser la búsqueda de justicia y la protección a las víctimas. Esta situación pone de manifiesto la necesidad urgente de revisar las prácticas y la actitud de los cuerpos de seguridad y justicia en contextos de violencia y criminalidad.
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