Cristhian se encuentra en un hospital cercano a Polonia tras haber sido herido en el brazo durante un enfrentamiento en la región de Kursk, un área que, aunque momentáneamente bajo control ucraniano, sigue siendo un punto caliente de la guerra. Su testimonio revela no solo el peligro que enfrentan él y sus compañeros, sino también la complejidad de su situación. Mientras varios medios los catalogan como mercenarios, Carvallo enfatiza que él y su compañero se unieron al ejército ucraniano como voluntarios en octubre del año pasado, dejando atrás sus vidas cotidianas en Paraguay, donde se desempeñaba como marino mercante.
El soldado, quien proviene de Areguá, comparte que la decisión de unirse al conflicto no fue fácil. Sin embargo, su determinación está marcada por una perspectiva sombría: "es preferible morir a ser atrapado por los rusos". Este tipo de pronunciamiento refleja la desesperación y el sentido del honor que guía a muchos combatientes en situaciones extremas. De entre los paraguayos que han tomado parte en la guerra, Carvallo menciona que son aproximadamente cuatro los que están actualmente involucrados en las fuerzas ucranianas, enfrentando un alto riesgo en sus misiones de combate.
La experiencia de Carvallo también resalta la dura realidad del conflicto, donde cada día se cuentan las bajas en ambos bandos. La muerte de uno de sus compañeros en una de las incursiones es un recordatorio escalofriante de las consecuencias de la guerra. Además, el soldado ha expresado su expectativa de que un cambio en la política estadounidense, en particular la posible victoria de Donald Trump en elecciones futuras, pueda contribuir a una desescalada en la situación con Rusia, sugiriendo que el conflicto ha llevado a una pérdida devastadora de vidas humanas.
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