En las tardes paraguayas, cuando el sol comienza a retirarse en los barrios, se multiplica el juego de piki vóley. Allí uno aprecia la destreza, la plasticidad de los jugadores, capaces de las piruetas más increíbles. Algo parecido a ello era el manga ñembosarái, el juego precolombino de los guaraníes en el que la clave del juego pasaba por que la pelota no cayera al piso.
“El fútbol es una de las invenciones fantásticas del mundo nativo que se hizo universal”, asegura el escritor y documentalista Marcos Ybáñez. Según viene exponiendo desde hace unos 10 años, “Inglaterra no fue el país que dio origen al fútbol, fue el que reglamentó, dos siglos después, porque ya se jugaba a la pelota con los pies en América. El mayor tesoro que llevaron de América durante la conquista y colonización no fueron solo el oro y la plata, sino los saberes ancestrales en diversos campos de nuestras civilizaciones milenarias”, apuntó.
A su vez, entiende que “es tiempo de que la Conmebol impulse ante la FIFA los trámites para reconocer a San Ignacio Guazú como la cuna del fútbol. Quiero unir a toda una ciudad y un país en esta causa, porque existen registros documentales suficientes para hacerlo”, propone.
Ybáñez espera que esta situación pueda verificarse a mediados de mayo del año entrante cuando Paraguay sea sede del 75.º Congreso de la FIFA con la presencia de unos 2.500 asistentes, entre delegaciones internacionales, invitados especiales y leyendas del fútbol, medios de comunicación y público especializado.
–Hay creciente interés en tus materiales sobre el origen guaraní del fútbol. ¿Podrías contarnos un poco al respecto?
–Por fortuna las obras logran un impacto muy importante a nivel internacional, lo que nos compromete a seguir trabajando para el reconocimiento de la Federación Internacional del Fútbol Asociado (FIFA). En estos días participamos con la poeta avá-guaraní Alba Eiragi Duarte del desafío que nos propuso el periodista Jorge “Chipi” Vera de contar el origen indígena del fútbol a través de registros de los sacerdotes en las misiones jesuíticas guaraníes. La entrevista fue difundida con buena aceptación del público en el primer capítulo del proyecto “Camino hacia la gloria eterna”. Esta producción fue desarrollada en conjunto con 90 Minutes Media y la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol).
–Tenés un libro y dos documentales hechos sobre el tema y en estos días se hicieron eco de ello medios de varios países del continente.
–Sí, con estas obras logramos la fusión de la literatura, el cine y el deporte. El arte es capaz de integrar las culturas. Ahora, por ejemplo, camino al Mundial, la selección de Venezuela realizó tomas para un documental sobre su paso por Paraguay. La Agencia Denoda, que la acompaña, me invitó a contar la historia del fútbol guaraní, la cultura paraguaya y el uso de la lengua guaraní en las canchas. Valoraron el aporte del libro y la película “Manga ñembosarái” para comprender la pasión del fútbol en nuestro país y América. Compartimos en el hotel de la Conmebol un diálogo fraterno como es la esencia del fútbol arte en sus orígenes, integrando a los pueblos.
–¿Cuáles son los primeros registros del manga ñembosarái?
–Este es un juego precolombino de la nación guaraní, registrado en las misiones jesuíticas de América, desde 1639. Igual sobre la historia del origen del fútbol existen varias teorías, ya que el juego de la pelota está ligado a varias culturas. Los aztecas jugaban con la cadera, los europeos en esa época jugaban a la pelota con las manos y los guaraníes con los pies en competencias de habilidad y resistencia con el juego del manga ñembosarái en las misiones jesuíticas guaraníes. Nadie pone en duda que como un deporte con su estructura moderna lo reglamentó Inglaterra. Sin embargo, en el libro y la película recogemos testimonios y pruebas de investigadores muy serios como Bartomeu Melià, el propio Vaticano, así como registros de sacerdotes de la época de las misiones jesuíticas guaraníes, desde 1639, que señalan que el fútbol nació de los pies de los guaraníes de América.
–¿En esta hipótesis serían los sacerdotes los difusores?
–Sí, fueron los sacerdotes de las misiones jesuíticas guaraníes quienes hicieron conocer el juego en Europa, donde lo mostraron en las cortes. A fines del siglo XVIII, en Italia, España, Portugal y Francia nadie conocía todavía ese deporte, y fueron los misioneros jesuitas los que lo hicieron conocer como novedad y curiosidad increíble.
–¿Cómo era más o menos el juego?
–Tenía ciertas reglas como, por ejemplo, que no había arcos, se declaraba perdedor al equipo que se retiraba por cansancio. El juego se practicaba todos los domingos después de la misa y podía durar hasta la puesta del sol. Hablaron del tema Antonio Ruiz de Montoya, José Cardiel y José Manuel Peramás. En cierta forma este juego marca al fútbol paraguayo, porque es defensivo, de resistencia, aguerrido, que apela al empate 0 a 0. En la cancha hay una fuerte utilización de la lengua guaraní como estrategia para que el rival no entienda la estrategia de juego. La lengua guaraní nos acompaña en cada batalla cultural y deportiva. Además, esta teoría se vio reforzada con los logros de la selección paraguaya indígena, que salió campeón de América en Chile y campeón del mundo en Canadá.
–¿De qué árbol se extraía el caucho con el que se hacía la pelota?, ¿cómo la llamaban?
–A la pelota la llamaban manga y el nombre viene del árbol que daba los nervios a la pelota porque su fruta se llamaba manga’a. En tanto, el mangaisy era la resina de la cual se elaboraba la pelota para la práctica del fútbol. Está documentado que los guaraníes tenían una pelota de goma, hecha del caucho, que se llama mangaisy.
–¿Te acercaron nuevos datos a partir de la publicación de tu libro y del documental?, ¿pensás en una segunda parte?
–Tengo dos documentales y el libro sobre la historia indígena del fútbol, “Los guaraníes inventaron el fútbol”, hecho con investigadores y antropólogos como Bartomeu Melià y otros. El segundo documental es “Manga ñembosarái”, que retrata la vida de la selección paraguaya indígena. Es mi interés hacer una nueva película documental sobre la ciudad del fútbol, San Ignacio Guazú, porque como la primera ciudad misionera surgen más datos que la conectan con la creación del fútbol, gracias a los aportes de importantes investigadores locales como el juez y periodista Camilo Cantero y Margarita Ortiz.