Según los informes, las fuerzas rusas realizaron varias ofensivas exitosas en diferentes frentes, donde se llevaron a cabo ataques coordinados que destruyeron un hangar con aeronaves y golpearon concentraciones de tropas y equipos militares en 149 ubicaciones. Este tipo de operaciones refleja una estrategia enfocada en debilitar la capacidad militar ucraniana al atacar infraestructuras clave.
El grupo de fuerzas rusas Norte y Oeste fueron protagonistas de estas ofensivas. En particular, en la región de Járkov, las unidades del grupo Norte atacaron fuerzas de la 36.ª Brigada de Infantería de Marina, causando bajas significativas y destrucción de vehículos. Por otro lado, el grupo Oeste también logró mejorar su posición táctica, resultando en bajas adicionales del ejército ucraniano y la destrucción de diversos sistemas de artillería.
La defensa antiaérea rusa, por su parte, reportó el derribo de tres misiles del sistema HIMARS, ampliamente utilizado por Ucrania, junto con 37 drones. Estas acciones subrayan la importancia de la defensa aérea en el contexto del conflicto, donde los sistemas avanzados de ataque y contraataque juegan un papel crucial en la guerra moderna.
En resumen, el conflicto entre Rusia y Ucrania sigue su curso, con pérdidas significativas por parte de Ucrania en términos de personal y equipamiento militar. La situación permanece tensa y cambiante, haciendo evidente la devastación que la guerra ha traído a ambos lados.
Fuente Sputnik