El conductor de esta cruel batalla, fue el sádico, nacido en Francia, Gastón de Orleans, más conocido como Conde d’Eu, yerno del emperador don Pedro II, casado con la heredera al trono, Isabel de Bragança, y amante sentimental del general José Luís Mena Barreto, muerto en combate, y la principal causa de venganza empredida por el mismo en contra de los paraguayos.
Este funesto personaje, que reemplazó al Duque de Caxias quien se había negado a seguir en la dirección de la Guerra de la Triple Alianza, al ver el heroismo con el arrojo y valor que cada paraguayo o paraguaya se enfrentaba al ejército comandado por él.
Después de la batalla de Acosta Nú, en que un ejército de tres mil quinientos chicos es vencido por veinte mil veteranos brasileños, al caer la tarde, cuando las madres de las criaturas salen del monte aledaño para asistirlos o darles sepultura, el sádico príncipe manda incendiar el campo envolviendo a madres e hijos en una hoguera.
Además, éste sádico criminal, enseguecido por la ira de haber perdido a su amante, el Gral. José Luís Mena Barreto, muerto en la Batalla de Piribebuy, llevó a cabo una cruel venganza, ordenando con furia degollar al todo el ejército vencido, incluido el comandante Pedro Pablo Caballero. El Conde d´Eu no sólo da la orden, sino que, según testimonios, presenció “pálido e imperturbable” todo el degüello.
Pero su ira no acabó allí, al parecer, al volver a recordar los momentos felices vividos junto a su amado José Luís, mando cerrar el hospital de Piribebuy, y con todos los enfermos, heridos, enfermeras y médicos adentro, ordenó prenderle fuego, con soldados brasileños rodeando el hospital y obligando, a punta de bayonetas, a quienes intentaban huir de las llamas, volver a ingresar empujándolos a la hoguera.
Al respecto, el historiador y escritor brasileño, Julio Jósé Chiavenatto, en su libro “Genocidio de América, la Guerra del Paraguay”, escribió: “No se conoce en la historia de América del Sur, por lo menos, ningún crimen más hediondo que ese. Incendiar un hospital y matar los enfermos. ¡Quemar viejos y criaturas!”
Y pensar que en el vecino país, hay quienes lo consideran un héroe de guerra. Su fallecimiento, se produjo felizmente, en alta mar, en el año 1920, cuando viajaba de Francia Brasil.
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