El contexto económico complicado por el que atraviesa el país hace que el impacto en el bolsillo de los consumidores sea aún más significativo. La alta demanda de carne durante esta época del año es uno de los factores que contribuye a este desmesurado aumento. En la actualidad, los precios al por mayor han alcanzado cifras alarmantes, superando los 27.500 guaraníes por kilogramo, con ciertos cortes llegando a precios extremos que superan los 55.000 guaraníes.
Uno de los problemas más destacados es que los faenadores y carnicerías locales se ven obligados a competir con precios internacionales establecidos por frigoríficos que operan en el ámbito de la exportación. Esto crea una situación desigual, ya que los frigoríficos rigen sus precios sobre la base de un mercado global, mientras que los pequeños faenadores, que en muchos casos laboran en mataderos no habilitados, no pueden establecer precios competitivos sin afectar su rentabilidad. La falta de regulación en este ámbito se traduce en incrementos arbitrarios, donde los precios se fijan sin un sustento claro en el costo de producción.
Los legisladores deberian plantearse la necesidad de un proyecto que regule los precios en las carnicerías locales, con la finalidad de impedir que los comerciantes se alineen a los precios internacionales de manera desmedida. Es urgente la creación de un ente regulador que supervise y ajuste los precios de la carne, asegurando un equilibrio entre la rentabilidad de los faenadores y el acceso del consumidor a productos esenciales.
El encarecimiento de la carne no solo afecta la economía de los hogares, sino que también puede influir en la salud pública, ya que los consumidores podrían verse forzados a reducir su consumo o buscar alternativas menos nutritivas. En consecuencia, se hace indispensable adoptar medidas efectivas que restauren la estabilidad en el mercado y que garanticen tanto el acceso a alimentos esenciales como la sustentabilidad del sector cárnico en PJC.
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@danifiguesti
