La inflación, aunque el Banco Central del Paraguay (BCP) insista en que es mínima, tiene consecuencias directas en la fijación del salario mínimo. Cifras poco fiables utilizadas para calcular la inflación distorsionan la realidad económica de los trabajadores, dificultando su capacidad de acceder a una vida digna.
Aún más preocupante es la percepción del gobierno actual, que parece considerar la precariedad laboral como una "ventaja competitiva". La promoción de Paraguay como un país con mano de obra barata, escasa sindicalización y mínima protección estatal atrae a grandes empresas en busca de maximizar sus ganancias a costa de la explotación de la fuerza laboral.
En resumen, el aumento del costo de vida en Paraguay, exacerbado por la aparente minimización de la inflación y la instrumentalización de la pobreza laboral por parte del gobierno, plantea serias interrogantes sobre la sostenibilidad económica y la justicia social en el país. La disparidad entre la prosperidad de algunos y la lucha por la supervivencia del resto se acentúa, generando una situación que requiere atención y soluciones urgentes.
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