En un audio que se viralizó, Acevedo expresó su indignación hacia dos altos jefes policiales, el comisario Ignacio Muñoz y César González, acusándolos de negociar con la muerte de sus familiares. Acevedo, quien ha sido víctima personal de la violencia, mencionó que su hija y su hermano fueron asesinados en atentados y acusó a la policía de corrupción y de exigir dinero, aprovechándose de su situación. "La policía sabe mucho y me quieren tratar de idiota", afirmó, destacando su desacuerdo con la forma en que la seguridad se maneja en la región.
Las declaraciones de Acevedo plantean serias preocupaciones sobre la eficacia y la integridad de las fuerzas policiales en el departamento de Amambay. Al catalogar la seguridad como un tema de suma importancia, su rechazo a la reunión evidenció no solo su desconfianza hacia los jefes policiales, sino también un llamado a la acción por parte de los comerciantes y ciudadanos de Pedro Juan Caballero para que se implementen medidas tangibles que mejoren su seguridad.
La situación en Pedro Juan Caballero, como se observa en esta disputa, ilustra un desafío mayor en muchas regiones donde la violencia y la inseguridad son problemas persistentes. La confianza entre la ciudadanía y las fuerzas del orden es fundamental para establecer un ambiente seguro, lo que a su vez exige un compromiso por parte de las autoridades para actuar con transparencia e integridad. Las palabras de Ronald Acevedo no solo reflejan su dolor personal, sino que también son un llamado a la acción para mejorar la seguridad y la confianza en las instituciones encargadas de proteger a la ciudadanía.
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