Gladys Escobar, una de las profesionales del hospital, expresó su frustración por este lamentable episodio, donde la seguridad del niño y la necesidad de atención médica adecuada estaban en juego. La situación escaló al punto de requerir la intervención de la Fiscalía y de la Policía Nacional, lo que evidencia la gravedad del conflicto.
Los familiares, en un intento de trasladar al niño sin el protocolo adecuado, pusieron en riesgo su bienestar. Según Escobar, estos intentos incluyeron sacar al menor en una silla de ruedas, y su comportamiento agresivo fue motivo suficiente para contactar a las autoridades. Tras las gestiones realizadas por el equipo de pediatría del hospital, finalmente se logró asegurar un lugar para el niño en un centro con mayores recursos médicos.
El hermano del menor, quien mostró una actitud más desafiante, fue detenido durante el incidente, lo que ilustra la tensión que puede surgir en situaciones donde se enfrenta la voluntad familiar con la necesidad médica. Para la madrugada del viernes 13, se previó el traslado del niño a la capital, en una decisión tomada con el objetivo de brindar la atención que su condición requiere.
Este caso pone de manifiesto no solo la importancia de seguir los procedimientos médicos establecidos, sino también la necesidad de comunicación efectiva entre los profesionales de la salud y los familiares de los pacientes. Además, subraya la relevancia de proteger los derechos del menor, garantizando siempre su acceso a la atención médica adecuada, tal como reza el artículo 29 del Código de la Niñez y Adolescencia, que busca proteger la identidad y bienestar de los niños en situaciones críticas.
