La detención ocurrió el miércoles 22 de octubre, cuando Ruíz Díaz fue sorprendido en plena calle, cargando en sus hombros el inodoro robado. La evidencia sugiere que su intención era vender los objetos en algún establecimiento de venta de drogas del área, conocido localmente como "bocas de fumo". Este modus operandi resalta la desesperación que muchos delincuentes experimentan, a menudo resultando en robos de artículos de poco valor en comparación con el riesgo que implican.
Ruíz Díaz enfrentaba ya dos denuncias por hurto agravado. La primera provenía de Nauel David López, quien reportó el robo de una escalera de fibra de vidrio de seis metros, mientras que la segunda correspondía a Lorenzo Arce Torales, que denunció el hurto de un horno eléctrico y el mencionado inodoro. La recuperación de estos artículos al momento de la detención pone de manifiesto la eficacia de la intervención policial en la lucha contra el delito.
La agente fiscal de turno, María Mirta Martínez, fue informada de los acontecimientos y ordenó que Ruíz Díaz permaneciera en la comisaría a disposición de la Unidad Fiscal. Este caso pone de relieve no solo el trabajo de las fuerzas del orden, sino también los desafíos complejos que enfrenta la sociedad en relación con el crimen y la rehabilitación de aquellos que caen en actividades delictivas debido a problemas como la adicción a las drogas. La discusión sobre cómo abordar estas cuestiones sigue siendo crucial en el contexto socioeconómico del país.
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