Las víctimas de este altercado fueron Lucio Alejandro Ovelar Mazacote, de 23 años, y su hermano Bruno Leonardo Ovelar Mazacote, de 18 años. Ambos se encontraban en una reunión familiar en casa de su abuela, donde compartían un almuerzo que incluía el consumo de bebidas alcohólicas. Durante la velada, la situación se tornó tensa al surgir una discusión con su tío, Roberto Junior Mazacote Cabral, de 35 años.
Según el informe policial, la discusión escaló rápidamente cuando Roberto, visiblemente alterado, sacó un arma de fuego y amenazó a sus sobrinos. Ante esta peligrosa situación, otros miembros de la familia intervinieron para calmar la tensión, lo que permitió a los jóvenes abandonar la casa en busca de seguridad.
La intervención policial fue solicitada y, en respuesta, los agentes de la comisaría primera, apoyados por el Grupo Táctico Lobo y Motorizada Puma, llegaron al lugar informado. Sin embargo, al intentar acceder a la vivienda, se encontraron con la negativa de Demetria Cabral, la madre del presunto agresor, quien obstaculizó el trabajo policial. Ante esta traba, se solicitó la presencia del fiscal penal de turno, Andrés Cantaluppi, quien autorizó la entrada a la propiedad.
A pesar del despliegue de seguridad, el presunto agresor no fue hallado en la vivienda, lo que generó incertidumbre sobre su paradero. Este episodio resalta una problemática recurrente en muchos hogares, donde las discusiones familiares pueden transformarse en situaciones de violencia, exacerbadas por la presencia de armas, planteando serios riesgos para la seguridad de todos los involucrados. La intervención oportuna de las autoridades es crucial en este tipo de situaciones, pero también es imperativa la prevención y el tratamiento de los conflictos familiares antes de que escalen a niveles de tal gravedad.
